BORJA MARÍA ZALLANA DE LOS ACEBOS
23/05/2009
Las acusaciones nos hacen fuertes
En el partido estamos anonadados ante la guerra sucia, asquerosa diría yo, a la que nos están sometiendo el PSOE y, por supuesto, el Gobierno. Están utilizando vilmente el poder judicial, que en cualquier país democrático es independiente, para atacarnos con injustas acusaciones que ponen en duda la honestidad y el buen hacer de algunos de nuestros más notables políticos. La maldad y la corrupción del poder judicial ha llegado a tales extremos que ya no sólo implican a personas de conducta tan intachable como Camps, Trillo o Bárcenas, si no que incluso se han atrevido con quien es nuestro estandarte y ejemplo de rectitud, como lo definió el propio Aznar, el buenazo de Fabra.
Evidentemente, todo esto está saliendo a la luz cuando más le ha convenido al Gobierno, en el momento en el que la popularidad de Zapatero está tan baja que sólo le saca un punto y medio a Mariano. Pero si piensan que con estratagemas tan sucias van a conseguir callarnos o minar la moral del Partido Popular, ya les anunció desde aquí que están tremendamente equivocados. Todos estos contratiempos han de servirnos para reforzarnos en nuestros valores, para unir aún más, si cabe, al partido. No se pueden imaginar el ambiente de euforia que se vive en Génova y la corriente de amistad que se ha generado entre todos nosotros. No hay día en el que Gallardón no le envíe un ramo de flores a Esperanza, o en el que Aznar no llame a Mariano para ofrecerle su más desinteresado apoyo y experiencia de estadista de talla, con perdón, mundial.
Y aún está por llegar lo mejor, hay una bomba que está a punto de estallarles en la cara y que acabará, ahora sí, con sus huesos no sólo fuera de la Moncloa, donde nunca debieron entrar, si no a poco que se despisten en la cárcel. Sí, efectivamente, lo han adivinado, ¡han vuelto! Me refiero, por supuesto, al caso del 11 M. Nuevas investigaciones llevadas a cabo por los hombres de Pedro J. y Federico, vienen a lanzar nueva luz sobre el asunto y ya no queda ninguna duda de que se trató de un complot entre la policía, el servicio secreto español y marroquí, el PSOE, y ETA para echarnos de Gobierno.
Uno de los quince o veinte peritos científicos que han investigado el caso, ha llegado a la conclusión, y publicado en El Mundo, de que el explosivo utilizado no es el que nos dijeron, si no el mismo que les fue encontrado y, lógicamente, confiscado a la banda terrorista vasca unos días antes del atentado. Aún no sabemos si los etarras utilizaron exactamente ese mismo explosivo, que muy bien les podría haber hecho llegar de nuevo la policía una vez confiscado a ellos mismos, o si se trata de una parte que tenían guardada. En todo caso, lo que está claro es que la policía, que estaba bajo nuestro mando en esos momentos, falsificó las pruebas para borrar la pista que conducía a ETA y, por ende, al PSOE.
Quedan ya pequeñísimos flecos por aclarar, como por qué la policía detuvo unos días antes a los etarras, si trabajaban juntos en el atentado, pero no se preocupen, que esto Pedro J. y Federico lo averiguan en menos que un cura irlandés (por poner un país de arraigada tradición católica) monta una fiesta de pijamas en un colegio de niños.
Artículos de El Plural
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