El pequeño poblado de Campillo de Ranas, a 90 minutos al norte de Madrid, en Castilla-La Mancha, es para la importante publicación americana:
The New York TimesLa “capital no oficial de las bodas gay en España”.
Tras la legalización en 2005 del matrimonio homosexual, fueron muchos los alcaldes que decidieron que en su Ayuntamiento no se celebrarían estas uniones.
Pero no fue el caso del de Campillo, Francisco Maroto, quien es abiertamente homosexual y les abrió las puertas de su poblado a las parejas que quieran sellar su amor.
Incluso un documental de Andrés Rubio llamado “Campillo sí, quiero” da cuenta del fenómeno al haberse convertido en el sitio elegido para las bodas gay y el renacimiento que ello significó para el pueblo al desarrollarse una industria turística alrededor en el contexto de apacible calma rural.
“Campillo muestra lo que es posible si se llega a una justa medida de tolerancia y respeto”, señaló Rubio.
Desde 2005, Maroto ha casado ya a 140 parejas, 40 por ciento de ellas entre personas del mismo sexo. Algunas parejas llegaron no sólo desde todos los rincones de España, sino desde Rusia o Estados Unidos, por ejemplo.
De manera tal que el amor tiene su sitio en Campillo, y no se fija en quienes lo profesan.
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